Una ciudad sin igual. Nuestro viaje empieza aqui y volvemos a casa con unos cuantos kilómetros a las espaldas tambien desde Pekin. Pekin, maravillosos parques, lagos, hutongs, templos, arquitectura, pagodas, mausoleos... lo tiene absolutamente todo. Pero para que mentir la primera impresión es fuerte. Era el unico alojamiento que habiamos reservado desde España, el de la primera noche en un hutong, es decir, el un barrio del antiguo Pekin y bueno es otra historia eso está claro. Estrechas callejuelas co paredes de ladrillo gris, sin alumbrado, ni asfaltado, y con el olor caracteristico de un lugar si saneamiento, pero en poco tiempo comprendes la belleza de estos barrios, que es mucha transportandote al pasado imaginario. Esperemos que queden estos barrios tras los JJOO
En Pekin hay que comer pato... un manjar.
El bello Pekin tambien tiene su yang... las estaciones del tren. Ver para creer. Todo es enorme y la expresión lleno de gente toma otra dimensión, familias enteras con todos sus bartulos sentados a miles... menos mal que la gente es estupenda. Hay que visitar esta ciudad una vez en la vida.
El chi fluye caudaloso por sus habitantes más mayores, jamás vimos tanta vitalidad y tanta pasión, sentaos en cualquier parque al atardecer y sabréis porqué. Callejear es todo un placer creereis poder volar por los tejados como en "tigre y dragón". Los parques son fantasticos pero calculad bien vuestro tiempo ya son inmensos. Un consejo, madrugad, es una buena manera de iniciaros en la práctica del Tai Chi Chuan ya que siempre encontrareis a gente dispuesta a enseñaros diversos estilos.